Al contrario de lo que muchas personas creen, las matemáticas no consisten en memorizar los resultados de las operaciones. Es imprescindible entender que son procesos lógicos para que luego se puedan reproducir en cualquier situación.
A la hora de educar a un niño de kindergarten o primer grado en las matemáticas más básicas, es muy importante conseguir que todos logren asimilar el funcionamiento más fundamental de la suma y la resta antes de pasar a números mayores. Para ello, muchos de los niños pueden necesitar ayudas visuales, físicas o sensoriales para asociarlo con los juegos y disfrutar del proceso.
En este artículo encontrarás tres estrategias para que cualquier niño disfrute de las sumas:
1. Entender los números
El primer paso para enseñar a sumar y restar es que los niños dominen los números.
Empieza por los números del uno al diez y consigue que los digan del derecho y del revés. Prueba a hacérselos decir en voz alta, a decir murmurando, a dar palmadas en los pares o a saltar en los impares (por ejemplo, diles que digan un número en el suelo y un número en el aire). Cuando dominen estos juegos físicos, puedes decirles que los que toque hacerlos en el suelo no los digan en voz alta, solo en su cabeza.
Con estas sencillas técnicas conseguirás no solo que tengan mucha soltura con los números, sino que inconscientemente empiecen a aprender los conceptos de pares o impares, o de contar de dos en dos, entre otros.
Y poco a poco, con estas actividades y todas las variantes que se te ocurran, podrás conseguir que empiecen a hacer cálculo mental.
2. Visualizar las matemáticas
A muchos no les sirven las actividades solamente mentales, sino que necesitan visualizar los números. Para ello es muy habitual usar objetos cotidianos como monedas o bloques (Lego).
Asegúrate de usar piezas que sean muy similares entre ellas en tamaño, forma y color para que asocien fácilmente que cada pieza es una unidad (que no se piensen que las más grandes son números diferentes).
También puedes usar comida (frutos rojos, frutos secos como las pasas, cereales Froot Loops o Cheerios), para que asocien los olores y los sabores a las matemáticas y les parezca un juego agradable.
Una vez dominen las sumas con piezas físicas, puedes colocar los elementos sobre tarjetas con los números escritos. Por ejemplo, en una tarjeta con un número 3 dibujado encima, hazles colocar tres monedas. En otra tarjeta con un número 7 encima, hazles colocar siete monedas. Ahora el niño puede contar cuántas monedas hay en total y podrá buscar entre todas las tarjetas la que tenga el resultado de la suma. Cuando haya encontrado la tarjeta con el número 10, hazle colocar todas las monedas de las tarjetas anteriores para que pasándolas una a una cuente si efectivamente hay diez en total.
Con estas técnicas visuales y físicas conseguirás que comprendan de forma muy sensorial qué significan los números, cómo asociarlos con sus respectivas cifras y cómo se suman.
3. Jugar con las cifras
Si tienes la oportunidad, puedes hacerte con algunos juegos que tengan números escritos en ellos.
Para los de kindergarten puedes simplemente usar juegos que tengan números escritos aunque no usen los elementos como la suma o la resta en ellos: como el dominó, juegos con dados o rompecabezas de foam con números.
Para los de primer grado, puedes encontrar multitud de juegos de mesa que usan las matemáticas más fundamentales para ganar, por ejemplo los juegos estilo Monopoly Junior u otros. Con ellos, practicarán de forma inconsciente la suma y la resta.
Con estas tres técnicas podrás atraer la atención de los niños con diversos juegos: los más físicos para los que sean muy activos; los más visuales, para los niños creativos. Recuerda que las matemáticas no deben memorizarse, sino entenderse para poder disfrutarlas.
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Gracias por leerme,
